El colombiano llegó hace menos de un año a Boca, se consagró campeón y ya se metió a la gente en el bolsillo. Corean su nombre y lo aplauden siempre.
"Wilmar Barrios es el jugador adecuado al estilo de Boca: aguerrido, muy metedor", dicen algunos dirigentes de Boca en los pasillos de la Bombonera cuando son consultados por el colombiano de 23 años. Llegó al club en agosto del año pasado y ya es querido por los hinchas.
Ayer, luego de enterarse la derrota de Banfield ante San Lorenzo, Barrios era uno de los que más feliz estaba. Y esto tiene que ver con lo que le costó llegar a Primera División. El colombiano y su familia vivían en el borde de la Ciénaga de la Virgen, donde están las peores condiciones. Su padre trabajaba todo el día y decidió formar una familia nueva mientras que su madre se fue a vivir a Venezuela.
De Comfenalco pasó a Ciclones, una academia. Allí dejó de ser el enganche del equipo para pasar a ser un 5 clásico, al estilo de Boca. A los 16 años, Tucho Ortiz lo vio en una de las humildes canchas y quedó impresionado con las condiciones de Barrios: lo llevó a Deportes Tolima.
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